SEGÚN EL OBISPO IRLANDÉS JAMES USSHER, DIOS CREÓ EL MUNDO EL DÍA 26 (Ó 23) DE OCTUBRE DEL AÑO 4004, POR LA MAÑANA

Como es natural, inquirir cuándo y cómo apareció el mundo ha sido objeto de un alto interés durante toda la historia del pensamiento humano. El afán de conocimiento, la curiosidad intelectual, la necesidad sicológica de saber dónde estamos y de dónde venimos... muchos han sido los motivos que han llevado a los hombres a indagar esta cuestión. No es algo baladí y sin importancia: responder de una manera o de otra a esa pregunta condiciona cómo debe entenderse el sentido de la vida.  

            Por unos u otros procedimientos, todas las civilizaciones que han existido en el mundo tienen su explicación y justificación del comienzo del Universo y de la vida, normalmente mediante relatos o mitos transmitidos de generación en generación y por lo general aceptados como tales.

            Pero en las llamadas sociedades abiertas, es decir, aquellas en las que no todo está claro y respondido de una vez por todas, los teólogos y los filósofos plantearon desde siempre algunas cuestiones del máximo interés relacionadas con esta incógnita tan atrayente y difícil de aclarar. Incluso quienes han creído a pie juntillas la narración que de la creación hace el Pentateuco también se han propuesto muchas dudas, siendo las más frecuentes las referidas a cómo y de qué manera empezó el tiempo si antes no había nada, y la fecha en la que ocurrió la creación, es decir, la edad del Universo o de la Tierra, como se decía antiguamente.
            San Agustín, que reflexionó sobre el problema del tiempo, acabó concluyendo que el acto de creación era claro y terminante pero, cuando empezó a reflexionar sobre el tiempo, se expresó sobre él asegurando que si no se le preguntaba “os diré que sé lo que es; pero si me preguntáis, os confesaré que no lo se”, dando a entender la complejidad de este problema y las derivaciones teológicas y filosóficas que acarreaba. A ese respecto se cuenta que a los que se interesaban por qué hacía Dios antes de crear el mundo, respondía irónicamente que “creando el infierno para personas que hacen preguntas como tú”.
            En cuanto a la otra cuestión, la de la fecha de la creación, había quienes creían que eso estaba fuera del alcance del entendimiento humano, y quienes pensaban que sí era posible teóricamente pero no en la práctica por la dificultad de averiguarla. Pero James Ussher, aplicando una contabilidad precisa de días y hasta de horas a cada acontecimiento narrado en el Antiguo Testamento, llegó a la conclusión de que “el principio del tiempo conforme a nuestra cronología cae al comienzo de aquella noche que precedió al día 23 de octubre del año 4004 antes de la Era cristiana”, es decir, que el acto de la Creación se inició en ese momento histórico. De acuerdo con eso, John Lightfoot, otro experto en cronología bíblica, estableció que Adán fue creado a las nueve en punto de la mañana del día 28 de octubre de ese año, seis días después del comienzo de la creación.
  
            James Ussher nació en Dublín y llegó a ser arzobispo de Armagh y en 1625, primado de Irlanda. Murió en Inglaterra en 1656. Ussher era un verdadero conocedor de la historia del cristianismo primitivo y dominaba las lenguas semíticas con una gran erudición y una insaciable sed de conocimientos. Su tarea más importante fue elaborar una cronología de los acontecimientos de la Biblia, tal como queda dicho.

            La teoría de Ussher, con algunas matizaciones, gozó de prestigio y credibilidad, no muy intensa desde luego durante un par de siglos, hasta que dos factores la hicieron considerar simple y sin sentido. Uno, el avance de la ciencia: dos grandes investigadores, considerados como los creadores de la Geología, James Hutton y Charles Lyell, en la primera mitad del siglo XVIII, introdujeron la idea, ya irreversible, de que los tiempos requeridos para que se formase la corteza terrestre tenían que haber sido mucho más largos. Hoy existe el acuerdo generalizado de que el Big Bang, o momento de la explosión que dio origen al Universo, se produjo hace 13.700 millones de años. Los conocimientos de que disponen hoy los científicos y lo que se sabe sobre el Universo están lógicamente muy alejados de aquellas propuestas antiguas.  
            Junto a estos avances de las ciencias también fue imponiéndose el criterio de que el lenguaje de la Biblia primordialmente encierra un mensaje religioso y no una información histórica. Aunque ya san Agustín en el siglo V detectaba, por ejemplo, una contradicción material (si se contabilizan, decía,  los días como el tiempo transcurrido desde que sale el sol hasta que se pone, ¿cómo se pueden medir los tres primeros días de la creación si éste no fue creado hasta el cuarto?), no ha sido hasta el siglo XIX cuando la Teología ha mostrado esta nuevo sentido de de la Biblia. 
  
            (Aunque en lo fundamental hay coincidencia plena, en los datos que podemos llamar menores los diferentes textos y libros sobre el obispo James Ussher ofrecen muchas variaciones. Así, mientras unos dicen que comunicó sus conclusiones en 1650, otros que en 1654 y algunos prefieren 1664. Muchos dan como fecha del supuesto inicio del mundo el día 26 de octubre mientras que otros, quizá los que parecen más sólidos y que se han asomado a su obra, el 23).