ACCIDENTE AÉREO DEL CLUB MANCHESTER U (6 FEBRERO 1958)

            El desastre ocurrió en la ciudad alemana de Múnich cuando el Vuelo 609 de la British European Airways se estrelló en el despegue.
            El equipo volvía de disputar el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa ante el Estrella Roja de Belgrado, donde había empatado 3.3 y,  tras un total 5.4, se había clasificado para las semifinales.

Ya en el aeropuerto de Belgrado el vuelo tuvo que retrasar la salida porque un jugador había perdido su pasaporte. El avión tenía previsto hacer una parada técnica en Múnich para repostar combustible.
El piloto realizó dos intentos de despegue pero se vio obligado a desistir debido a diversos problemas que sufrían los motores. El tiempo aquel día no acompañaba ya que el viento era importante y la pista estaba helada. En el tercer intento, a las 3:04 de la tarde, el avión falló al ganar la altura adecuada y se estrelló en unas tierras colindantes al aeropuerto, en una casa, en la que no se encontraba nadie.
Aunque las primeras investigaciones señalaban al piloto como el responsable del accidente, más tarde se supo que la desgracia se había producido por la formación de aguanieve al final de la pista, lo que causaba deceleración en el avión, impidiendo así que volviese a subir a una velocidad de vuelo segura.

Veintitrés viajeros fallecieron, a los que habría que añadir el jugador Duncan Edward, que murió días más tarde, y salvaron la vida 21 personas. Entre ellos, Bobby Charlton, uno de los futbolistas con más proyección en ese momento en el fútbol mundial, sobre el que pivotó la reconstrucción del equipo. 


          Compuesto por canteranos y reservas, trató de volver a la normalidad y ganó el primer partido que le correspondió jugar tras el accidente. Las crónicas recuerdan que, como curiosidad de aquel día, el programa que se reparte con la alineación estaba en blanco sin que hubiese ningún jugador del Manchester escrito en él.